miércoles, 5 de diciembre de 2012

Juegos de vida


Arthur Schnitzler, Apuesta al amanecer (1929)

Arthur Schnitzler fue un reconocido narrador y dramaturgo nacido el 15 de mayo de 1862 en Viena en el seno de una acomodada familia de la burguesía judía de Viena. Recibió en su infancia una esmerada educación. Fue alumno de un prestigioso centro educativo en el que también estudiaron otras personalidades eminentes de la Viena literaria como Hugo von Hofmannsthal o  Peter Altenberg. Publica regularmente poemas y aforismos en varias revistas. 

En 1883 Schnitzler se licenció como oficial de la reserva, grado que perdió en 1900 tras el escándalo suscitado por la publicación de El teniente Gustl. Arthur comenzó a escribir sus primeras obras cuando todavía era un niño, pero abandonó la escritura con el fin de estudiar medicina en la Universidad de Viena, donde recibió su doctorado en 1885 siguiendo la tradición familiar. Trabajó en el Hospital General de Viena y más tarde ayudó a su padre  en la Policlínica General de Viena donde éste era director. Con el tiempo, abrió su propia clínica privada, lo que le permitió dedicar más su tiempo a sus esfuerzos literarios. Cuando era un joven doctor, Schnitzler se limitó a escribir artículos para revistas médicas aunque pronto empezó a escribir teatro, animado por su amante, la actriz Adele Sandrock. Su primer libro, Sterben, fue publicado por la casa editorial Fischer en 1895.

Schnitzler se casó con la actriz Olga Gussmann en 1903 y tuvo un hijo, Heinrich (1902) y una hija, Lili (1909). Sin embargo, su matrimonio fracasó y terminó en divorcio en 1921. En 1930 su hija se suicidó. Schnitzler nunca se recuperó de esta pérdida. Murió en octubre de 1931 en su casa en Viena, en vísperas del ascenso del partido nazi. Sus libros fueron prohibidos y quemados junto con los de otros escritores judíos como Marx, Freud y Einstein.

En 1890 Schnitzler formó con otros escritores conocidos suyos como Hugo von Hofmannsthal o Felix Salten un círculo de intelectuales que se reunían en el Café Griensteidl para discutir temas de actualidad y hablar de sus escritos. En esta época comienza su carrera como dramaturgo y publica estas sus primeras obras dramáticas por entregas. Pero Schnitzler no se dedica exclusivamente al teatro sino que empieza a publicar también relatos breves en revistas. 

Schnitzler alcanzó una importante reputación como autor teatral, sus piezas teatrales se estrenaron en los principales teatros austríacos y alemanes cosechando importantes éxitos. El autor vienés se interesó también por el cine, y llegó a escribir los guiones de varias películas inspiradas en sus obras. 

La obra de Arthur Schnitzler es un fiel reflejo de las debilidades morales de la sociedad austríaca de su tiempo por lo que fue haciéndose incómoda para el poder constituido, lo cual le ocasionaría no pocos problemas.  Además, Schnitzler dedicó su interés a la exploración narrativa de la psique humana. En sus escritos trabajó el significado y simbolismo de los sueños e introdujo la noción de inconsciente. Asimismo, se ocupó ampliamente de la conducta sexual de sus contemporáneos. Esta es la razón de que a menudo se le compare con Sigmund Freud, con quien compartió ideas e intereses similares. A pesar de que nunca se conocieron, Schnitzler y Freud mantuvieron una correspondencia nutrida que se prologó hasta el fin de sus vidas.

Uno de los más notorios mecanismos narrativos vinculados con el psicoanálisis es el monólogo interior o flujo de conciencia. Schnitzler fue el primer autor de lengua alemana que utilizó esta técnica en novelas como El teniente Gustl (1900) o La señorita Else (1924). Schnitzler criticó la sociedad y la hipocresía de su tiempo.


Apuesta al amanecer (1926), en la que el autor vuelve a tratar el tema del honor militar, pertenece a la última etapa del autor junto con otras novelas cortas como El regreso de Casanova (1919), La señorita Else (1924) y Relato soñado (1926).

Apuesta al amanecer es una historia breve pero intensa y dramática sobre una cuestión de honor y juego. Una mañana, el alférez Wilhelm Kasda recibe la visita de un amigo que le solicita su ayuda ante un problema económico considerable causado por desfalco cometido. Como el alférez no puede solucionar este problema por falta de medios, decide jugar su escasa fortuna a las cartas. La suerte, el destino, el honor y el azar del juego nos llevarán a un trágico desenlace ligado a desafortunados sucesos.


Schnitzler nos muestra en esta obra los devaneos psicológicos del protagonista que lo llevan a atravesar diferentes estados anímicos que van desde la euforia al desánimo pasando por la embriaguez del juego, la pasión y el destino cruel. En su tentativa de perfeccionar los moldes de la narración, el autor busca encontrar un cauce formal y estilístico que dé respuesta a esta dialéctica del protagonista.

La modernidad de la escritura aparece moldeada sobre la realidad psicológica de unos personajes que son fiel reflejo de la sociedad vienesa que el autor tan finamente observó. La obra nos trae a escena personajes, conflictos y situaciones muy comunes en esta época. Esta novela es, además, un excelente crisol donde se ven diferentes clases sociales que convivían bajo un mismo escenario.

Schnitzler es capaz de reflejar los diferentes estados de ánimo de los personajes pero su maestría reside en que el autor es capaz de retirarse, desaparecer como narrador, dejando a los personajes solos con sus conflictos que parece aludir a la relación todavía más compleja entre individuo y sociedad.

Pero la brevedad de la novela no es obstáculo para que en la obra se enfoquen toda una galería de temáticas complejas que atañen al honor, el azar o destino, la posición social, el dinero, la muerte, la vida, el amor, etc. desde ángulos y perspectivas diversas que son las que nos muestran algunos de los personajes. La concentración espacial y temporal hace que el ritmo de la novela sea, en muchas ocasiones vertiginoso y que la tensión avance sin demoras hasta el trágico desenlace final.


Algunas obras de este autor fueron llevadas al cine como es el caso La Señorita Else (1929) y Daybreak (1931), inspirada en nuestra obra Apuesta al amanecer, producción de la Metro Goldwyn-Mayer que fue dirigida por Jacques Feyder.



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